martes, 21 de octubre de 2014

Dejarse llevar suena bien, dejarse ir...no tanto.

Me dijeron que podía doler, ahora lo sé.
La vida pasa, día tras día. Vamos ganando experiencias. Vamos perdiendo personas en nuestro camino.
He tenido la mala suerte, a mi corta edad, de perder a mucha gente.
Con 20 años, sé lo que es el dolor más profundo.
Sé lo que es ver cómo te fallan todos los pilares de tu mundo. Verte obligada a decir adiós cuando no estás preparada para una despedida que durará para siempre.
Fallar y ser fallada por ti misma.
Tropezar con la misma piedra, siempre.
Aparentar que nunca pasa nada, con miles de sonrisas, es mucho más duro que aceptar que todo a tu alrededor se desmorona.
Aunque es mucho más sencillo y rápido decir que todo está bien que tener que explicar tantas cosas.
Lo más duro de todo, echar de menos algo que nunca has tenido.