Me dijeron que podía doler, ahora lo sé.
La vida pasa, día tras día. Vamos ganando experiencias. Vamos perdiendo personas en nuestro camino.
He tenido la mala suerte, a mi corta edad, de perder a mucha gente.
Con 20 años, sé lo que es el dolor más profundo.
Sé lo que es ver cómo
te fallan todos los pilares de tu mundo. Verte obligada a decir adiós
cuando no estás preparada para una despedida que durará para siempre.
Fallar y ser fallada por ti misma.
Tropezar con la misma piedra, siempre.
Aparentar que nunca pasa nada, con miles de sonrisas, es mucho más duro que aceptar que todo a tu alrededor se desmorona.
Aunque es mucho más sencillo y rápido decir que todo está bien que tener que explicar tantas cosas.
Lo más duro de todo, echar de menos algo que nunca has tenido.